El turbante de la media luna





Pedro Ferriz de Con



¿Cómo nombrar lo sucedido en París en este fatídico viernes 13? El Papa Francisco no dudó en llamarlo “el principio de la 3a Guerra Mundial” y debo ir de acuerdo con su opinión.

Son varias las razones que dan comienzo a un conflicto armado. Son políticas, económicas, sociales, ideológicas, religiosas o culturales.

Bajo la perspectiva de lo que veo en diferencias abismales entre la manera de concebir la vida en el mundo occidental y oriente, no cabe duda que es cultural el motivo del encono en esta fase del siglo XXI.

Una guerra cultural es la más profunda de las guerras.

Occidente intenta abrazar el avasallador conocimiento que se agolpa en el presente. La evolución del mundo científico y sus constantes avances, hacen que la mentalidad del “hombre moderno” sea como una masa plástica que se deforma de acuerdo con las nuevas ideas que se le ponen de frente. Es la cultura occidental, una de grandes cambios que la llevan a cadenas de metamorfosis que con el paso del tiempo la hacen irreconocible. La mentalidad de un “milenial occidental”; hombres y mujeres de entre 14 y 34 años de edad, es totalmente diferente a lo que en esos mismos parámetros pudo haber sido mi generación. Las expectativas de la vida, forma de vida, manera de trabajar, sentir y hasta creer, ha implicado en unos cuantos años, la suma de cambios culturales más dramática de la historia de la humanidad… pero no nos quedemos ahí, ya que los que vienen detrás de ellos, van mutando de manera más veloz que los que están cambiando el mundo.

Hasta ahí, el conjunto de las sociedades, ya no resultan reconocibles luego del paso de la década y media que lleva este siglo de avances.

Mientras que la globalidad nos conecta y hace competir entre pueblos que inconscientemente tienden a homologarse, hay otro mundo en ORIENTE, que se mueve diferente. Es tradicional, ortodoxo, inflexible, antiguo y extremo, cuando se trata de sus costumbres… esas no cambiarán, aunque lleguen tecnologías o modos nuevos que lo intenten. Gran parte de ese rígido entorno que trato de describir, está imbuido en el mundo musulmán. Usos, formas, creencias, atabismos éticos, morales, sociales que no solo se han estancado en el paso del tiempo, sino que rechazan y desprecian la propuesta occidental.

Son dos corrientes de pensamiento que sin calificarlas, resultan en un choque irremediable de tal tamaño que confronta la convivencia humana.

Nostradamus y Malaquías profetizaron sobre esto.

Las guerras más crueles y generalizadas del siglo XX fueron similares -que no iguales- a lo aquí descrito. La diferencia de las dos pasadas con la potencial 3a Guerra Mundial estriba en que ahora sí se puede entender al conflicto como mundial, ya que involucra a todas las razas, creencias, concepciones de vida y muerte, puestas bajo el mismo escenario de confronta.

En las mundiales de 1914 y 38 fue occidente que se enfrentó. Japón fue ingrediente añadido.

En lo que se avecina, la inquietud de oriente es la que propone la violencia.
No olvidemos lo que occidente hizo en Irak, Afganistán, Pakistán, Irán y las consecuencias arrastradas en todos los pueblos de África que han cambiado su ADN.

Egipto y Libia, como muestra.

En todos estos conflictos ha habido un telón de fondo occidental que ha hecho crecer la actitud de odio de grupos extremos de oriente.

La YIHAD -o guerra santa- ha sido su respuesta.

Nueva York y las Torres Gemelas, Washington y el Pentágono, Londres y el “underground”, Madrid y Atocha… Ahora París, son los síntomas de un descontento, que es rencor. Rencor que es venganza. Venganza que se ha vuelto odio cultural con visos de crecer.
Hoy Siria es la manzana de la discordia. Por más de 5 años ha vivido un conflicto crecido a tragedia humanitaria.
El régimen de Bashar el Assad ha masacrado a la población. Nadie había intervenido para acabar este vergonzoso conflicto y ahora que hay prisa para deponer al régimen, fuerzas aliadas a los Estados Unidos han tenido una presencia protagónica creciente. Destacadamente Francia.

Por ello es que el mundo del Islam despierta y reacciona a occidente. Para ellos su lucha tiene causa y justicia. Emplea métodos extremos. Ejecuta, decapita, fusila, inmola y masacra. No pide ni da cuartel. No hay reglas ni las pretende. Su motor es un irreconciliable odio cultural.

¿Hasta dónde… hasta cuándo? “Ad infinitum”…

Esto no parará. El panorama es indefinible y no hay forma de acotarlo.

Por eso el Papa llama a esto la 3a Guerra Mundial. Por el sin fin de razones que hacen imposible llamarla de otra manera.

Imposible como saber el desenlace de un libro en sus primeras páginas.

Imposible entender los alcances de este terrorismo irracional…



@PedroFerriz


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